Existe una comunidad de matrimonios donde tú y tu familia pueden unirse para caminar juntos, fortalecer su fe y vivir los valores cristianos. En este espacio, compartimos nuestras alegrías y preocupaciones, crecemos en el amor conyugal, guiamos a nuestros hijos en la fe y, sobretodo, fortalecemos nuestra relación con Dios.
Roberto e Irma Pinto Marín
Desde que estamos en el MFC las bendiciones se han multiplicado al 101%, nuestra comunicación matrimonial ha mejorado , la empatía hacia nuestros hijos se ha incrementado, y ahora nuestra familia se ha incrementado por conocer grandes seres humanos que nos apoyan y oran por nosotros para que cada día seamos mejores esposos, padres e hijos de Dios
Victor y Karla Magaña Paez
Estar en el MFC es estar en un constante crecimiento Personal y matrimonial.
Quienes hemos tenido la gracia de conocer y vivir el MFC queremos compartir esta experiencia con todas las familias.
El Movimiento nos ofrece un interesante programa de formación personal y familiar que es muy difícil de encontrar en otros lados. Nos ofrece un camino probado para crecer como personas y para prepararnos para la misión de ser esposos y padres.
Un equipo de vida para la viida.
Un equipo de 3 a 5 matrimonios, juntos siguiendo un programa y una metodología.
Juntos compartiendo, edificándose y transformando la vida entera.
Los programas están diseñados para fomentar el entendimiento y la comunicación entre parejas, familia y comunidad, ayudándoles a enfrentar desafíos juntos a través del Diálogo.
Estudio, diálogo, amistad, oración y acción: La metodología del Movimiento nos lleva a un compromiso de vida expresado en la "acción sugerida".
Poco a poco, sin darnos cuenta, vamos cambiando pensamientos y conductas. Como dice el Evangelio "quien es fiel en lo poco, lo será en lo mucho (Lc. 16,10)
El movimiento no es una escuela, ni una fría academia en la que se busque sacar un título. Lo que nos interesa es compartir y transformar la vida entera. La recompensa de nuestro estudio no es un reconocimiento social sino una vida más ordenada, útil y feliz en todos los aspectos. Son nuestros hijos quienes nos lo agradecerán
La vida en equipo es la base del Movimiento Familiar Cristiano, un espacio donde las parejas comparten inquietudes, crecen juntas y crean lazos de amistad sincera. En un mundo donde el individualismo prevalece, la vida en equipo fomenta la unidad y la fraternidad.
Abrir las puertas de nuestro hogar es abrir nuestro corazón. La hospitalidad es un reflejo del amor de Cristo, una oportunidad de acoger a otros como si recibiéramos al mismo Señor. Practicar la hospitalidad nos hace más generosos y agradecidos, y enseña a nuestros hijos la importancia de compartir y servir con alegría.
El conocimiento transforma. En el Movimiento Familiar Cristiano, el estudio no es solo teórico, sino una herramienta de crecimiento personal y matrimonial. Reflexionar sobre la fe y la familia a la luz de la Palabra de Dios fortalece nuestro compromiso y nos ayuda a tomar decisiones sabias. Una formación profunda permite que los matrimonios crezcan en armonía y educa a los hijos en valores cristianos.
Hablar con Dios transforma el corazón y fortalece el espíritu. La oración es el diálogo amoroso con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que nos permite experimentar la plenitud de su amor. En el matrimonio, la oración une, sana heridas y orienta en los momentos difíciles. En la familia, crea un ambiente de paz y confianza, enseñando a los hijos a buscar a Dios en cada momento de su vida.
Nuestros bienes son un regalo de Dios y una oportunidad para servir. Practicar un uso cristiano de los bienes materiales nos ayuda a vivir con sencillez y generosidad, compartiendo con quienes más lo necesitan. En la familia, enseña a los hijos la importancia de la solidaridad y el desprendimiento.
Servir es amar en acción. Cuando compartimos nuestros dones y talentos con alegría, imitamos a Cristo, quien vino a servir y no a ser servido. En el matrimonio, el servicio fortalece la relación, fomentando la generosidad y el apoyo mutuo. En la familia, enseña a los hijos a pensar en los demás y a construir un hogar basado en el amor.